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viernes, 26 de octubre de 2012
El discurso del premio
Hoy, viernes 26 de octubre de 2012, ha tenido lugar la entrega del Premio Príncipe de Asturias de ciencias sociales a la filósofa Martha C. Nussbaum, tal como se anunció en mayo de este año. En la ceremonia, y tras unas sinceras palabras de agradecimiento, la autora ha pronunciado un breve discurso de cinco minutos en el que ha condensado lo fundamental de su pensamiento político y en el que ha defendido su llamado enfoque de las capacidades para el desarrollo humano y la necesidad de fomentar las humanidades (en especial, la filosofía) en los sistemas educativos de aquellas sociedades que se planteen luchar por la justicia. Como argumentó en su libro Not for profit, la autora sostiene que una de las crisis más profundas y desapercibidas de nuestros sistemas sociales es la que se encuentra en la paulatina desaparición de las humanidades en los planes de educativos. La educación centrada en la productividad económica y no en el desarrollo integral del ser humano traerá consigo una sociedad empobrecida e injusta, sin imaginación ni sensibilidad para afrontar los retos que tendrá por delante.
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miércoles, 16 de mayo de 2012
Martha C. Nussbaum, premio Príncipe de Asturias 2012
Fuente: FPA, Martha Nussbaum |
Martha Nussbaum es una de las figuras filosóficas más importantes de nuestro tiempo; si bien es tremendamente desconocida en España, por lo menos en nivel de la educación secundaria (como muestra, un botón: la vergonzosa confusión de títulos y fechas de sus obras en un gran medio de comunicación nacional, EP). Esperemos que la filosofía como actividad y como materia educativa reciba un fuerte apoyo en nuestro país gracias a esta heroína filosófica. Nos podemos felicitar todos por ello en los tiempos tan difíciles que corren.
La filósofa ha aparecido en nuestro blog en varias ocasiones y la interpretación que aparece en nuestras entradas de la filosofía moral de Platón, Sócrates y de Aristóteles están fuertemente inspiradas en su propia interpretación.
En cuanto tenga oportunidad, escribiré una entrada sobre su pensamiento, pero ahora lo mejor es recomendaros a tod@s la lectura de su prosa impecable, clara, comprometida y bella a la vez. Una gozada para cualquier tipo de lector. Si alguna vez os topáis con un libro suyo, ¡que no se os escape sin leerlo! Estoy muy contento con el premio este año (otros años no ha sido así, claro).
ADIVINANZA: ¿qué pintura aparece como fondo de la foto?
viernes, 30 de septiembre de 2011
La ciudadanía socrática
Sócrates fue el primer pensador occidental cuya vida y muerte permiten relacionar los conceptos de filosofía y de ciudadanía (los mismos que sirven para denominar la materia del primer curso de Bachillerato). Reflexiona sobre su figura y responde a las cuestiones al final del texto.
Una de las más importantes filósofas actuales, la profesora Martha C. Nussbaum, usa esta relación de filosofía y ciudadanía en la figura del Sócrates histórico para defender un modelo educativo que no duda en llamar "educación socrática", en su obra El cultivo de la humanidad, de 1996. En una obra más reciente, Not for profit (2010) (traducida como Sin fines de lucro), la profesora defiende la educación socrática como una cuestión necesaria para superar la crisis más urgente que afronta nuestra sociedad: no la crisis económica sino la crisis de los propios valores de la convivencia democrática. (Una crisis de la democracia cuyos efectos podemos sentir ya en el tipo de propuestas y de medidas que se imponen a los ciudadanos para abordar una crisis económica que ahoga a las víctimas y premia con más beneficios económicos a los responsables).
¿Qué tiene la figura de Sócrates, como ciudadano y como filósofo, que la hace un ejemplo democrático para una de las filósofas más influyentes en nuestra época, unos 2500 años más tarde?
En el diálogo platónico de la Apología de Sócrates, el personaje de Sócrates se define a sí mismo como un tábano que aguijonea el lomo de un noble pero perezoso caballo (30e - 31a). Un ciudadano como él es útil para la democracia, sostiene Sócrates, porque despierta a sus conciudadanos de la pereza que supone vivir conforme a las tradiciones, a las normas y a las creencias recibidas acríticamente y sin reflexión. El símil del tábano es tremendamente acertado y expresivo (Platón muestra aquí su grandeza literaria). El aguijón obliga a moverse del sitio al caballo y eso es bueno para él (contra su pereza); pero, a la vez, resulta doloroso y es capaz de crear resentimiento, de que sea visto como una amenaza, un peligro, etc. La actividad aguijoneadora de Sócrates fue juzgada así por sus conciudadanos y Atenas lo condenó a muerte por impiedad (por faltar a los dioses de la ciudad) y por corromper a la juventud.
Sócrates abordaba a los atenienses cuestionando todo aquello que habían creído y aceptaban sin el menor resquicio para la duda: qué es la justicia, cómo podemos confiar en la tradición (los poetas) que nos habla de lo que piensan los dioses y de sus motivos caprichosos para actuar, qué es una vida virtuosa, etc. Los ciudadanos no recibían bien este cuestionamiento de sus creencias, costumbres y normas más arraigadas. Sócrates les mostraba que sus decisiones más importantes, en lo personal y en lo político, eran fruto de una mera aceptación pasiva de lo convencional, que sus vidas habían sido modeladas por dichas normas y creencias, y que realmente no eran dueños de sí mismos, sino de la superstición y de la pereza a la que les había llevado una educación tradicional. El aguijón de Sócrates los llevaba a cuestionarse si no había otra manera de hacer las cosas y a examinar cuáles de sus creencias eran dignas de guiar sus propias vidas, también en lo personal y en lo político, y cuáles era necesario rechazar.
Cuando compara la democracia con un noble pero perezoso caballo, Sócrates reconoce que, en su mayor parte, las normas y las creencias convencionales están bien encaminadas (por eso el caballo es noble). Sócrates creía un deber fundamental cumplir con las leyes de la ciudad, aunque esas mismas leyes vayan en contra del propio interés personal. Aceptó la sentencia a muerte a pesar de que algunos amigos le ofrecieron la oportunidad de huir justo la noche antes de su ejecución. El problema serio es la pereza del pensamiento que caracteriza a los ciudadanos de las democracias, su tendencia cómoda a ir por la vida sin pensar sobre otras posibilidades y razones. Unos ciudadanos acríticos, para los que el examen y la reflexión sobre sus vidas supone un esfuerzo que ellos mismos perciben como innecesario, serán unos ciudadanos dóciles y fácilmente manipulables por todo aquel que sea capaz de hacerse oír por el conjunto de la ciudadanía (políticos profesionales, medios de comunicación, grupos de interés, grandes empresas, etc.). Serán unos ciudadanos que, no siendo dueños de sí mismos, vivirán como esclavos sin saberlo.
CUESTIONES.
1) ¿Qué es ser un buen ciudadano, para Sócrates?
2) Reflexiona sobre lo que provoca la pereza en los ciudadanos. ¿Qué tipo de creencias solemos aceptar acríticamente los ciudadanos? ¿Qué actividades o costumbres crees que realizan los ciudadanos por ser meramente convencionales, sin plantearse por qué las realizan?
3) ¿Qué ocurre en nuestra sociedad con aquellas personas cuya conducta o cuyas creencias se alejan de lo convencional?
4) ¿Cuáles pueden ser las fuentes de la manipulación de los ciudadanos en nuestra sociedad democrática? Pon algún ejemplo.
5) ¿Qué utilidad puede tener la filosofía en las sociedades democráticas? Razona tu respuesta.
Imagen de Wikipedia |
Imagen de Wikipedia |
Una de las más importantes filósofas actuales, la profesora Martha C. Nussbaum, usa esta relación de filosofía y ciudadanía en la figura del Sócrates histórico para defender un modelo educativo que no duda en llamar "educación socrática", en su obra El cultivo de la humanidad, de 1996. En una obra más reciente, Not for profit (2010) (traducida como Sin fines de lucro), la profesora defiende la educación socrática como una cuestión necesaria para superar la crisis más urgente que afronta nuestra sociedad: no la crisis económica sino la crisis de los propios valores de la convivencia democrática. (Una crisis de la democracia cuyos efectos podemos sentir ya en el tipo de propuestas y de medidas que se imponen a los ciudadanos para abordar una crisis económica que ahoga a las víctimas y premia con más beneficios económicos a los responsables).
¿Qué tiene la figura de Sócrates, como ciudadano y como filósofo, que la hace un ejemplo democrático para una de las filósofas más influyentes en nuestra época, unos 2500 años más tarde?
En el diálogo platónico de la Apología de Sócrates, el personaje de Sócrates se define a sí mismo como un tábano que aguijonea el lomo de un noble pero perezoso caballo (30e - 31a). Un ciudadano como él es útil para la democracia, sostiene Sócrates, porque despierta a sus conciudadanos de la pereza que supone vivir conforme a las tradiciones, a las normas y a las creencias recibidas acríticamente y sin reflexión. El símil del tábano es tremendamente acertado y expresivo (Platón muestra aquí su grandeza literaria). El aguijón obliga a moverse del sitio al caballo y eso es bueno para él (contra su pereza); pero, a la vez, resulta doloroso y es capaz de crear resentimiento, de que sea visto como una amenaza, un peligro, etc. La actividad aguijoneadora de Sócrates fue juzgada así por sus conciudadanos y Atenas lo condenó a muerte por impiedad (por faltar a los dioses de la ciudad) y por corromper a la juventud.
Imagen de http://www.cafepress.com/ |
Sócrates abordaba a los atenienses cuestionando todo aquello que habían creído y aceptaban sin el menor resquicio para la duda: qué es la justicia, cómo podemos confiar en la tradición (los poetas) que nos habla de lo que piensan los dioses y de sus motivos caprichosos para actuar, qué es una vida virtuosa, etc. Los ciudadanos no recibían bien este cuestionamiento de sus creencias, costumbres y normas más arraigadas. Sócrates les mostraba que sus decisiones más importantes, en lo personal y en lo político, eran fruto de una mera aceptación pasiva de lo convencional, que sus vidas habían sido modeladas por dichas normas y creencias, y que realmente no eran dueños de sí mismos, sino de la superstición y de la pereza a la que les había llevado una educación tradicional. El aguijón de Sócrates los llevaba a cuestionarse si no había otra manera de hacer las cosas y a examinar cuáles de sus creencias eran dignas de guiar sus propias vidas, también en lo personal y en lo político, y cuáles era necesario rechazar.
Cuando compara la democracia con un noble pero perezoso caballo, Sócrates reconoce que, en su mayor parte, las normas y las creencias convencionales están bien encaminadas (por eso el caballo es noble). Sócrates creía un deber fundamental cumplir con las leyes de la ciudad, aunque esas mismas leyes vayan en contra del propio interés personal. Aceptó la sentencia a muerte a pesar de que algunos amigos le ofrecieron la oportunidad de huir justo la noche antes de su ejecución. El problema serio es la pereza del pensamiento que caracteriza a los ciudadanos de las democracias, su tendencia cómoda a ir por la vida sin pensar sobre otras posibilidades y razones. Unos ciudadanos acríticos, para los que el examen y la reflexión sobre sus vidas supone un esfuerzo que ellos mismos perciben como innecesario, serán unos ciudadanos dóciles y fácilmente manipulables por todo aquel que sea capaz de hacerse oír por el conjunto de la ciudadanía (políticos profesionales, medios de comunicación, grupos de interés, grandes empresas, etc.). Serán unos ciudadanos que, no siendo dueños de sí mismos, vivirán como esclavos sin saberlo.
CUESTIONES.
1) ¿Qué es ser un buen ciudadano, para Sócrates?
2) Reflexiona sobre lo que provoca la pereza en los ciudadanos. ¿Qué tipo de creencias solemos aceptar acríticamente los ciudadanos? ¿Qué actividades o costumbres crees que realizan los ciudadanos por ser meramente convencionales, sin plantearse por qué las realizan?
3) ¿Qué ocurre en nuestra sociedad con aquellas personas cuya conducta o cuyas creencias se alejan de lo convencional?
4) ¿Cuáles pueden ser las fuentes de la manipulación de los ciudadanos en nuestra sociedad democrática? Pon algún ejemplo.
5) ¿Qué utilidad puede tener la filosofía en las sociedades democráticas? Razona tu respuesta.
Publicado por
JM
en
21:48
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