En la siguiente presentación se tratan los temas de las normas morales, los valores y su relación con nuestra vida moral.
Puede consultar cualquier duda o aclarar cualquier contenido del blog a través de los comentarios (están moderados, de manera que tardan un tiempo en publicarse).
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lunes, 28 de mayo de 2018
viernes, 26 de octubre de 2012
El discurso del premio
Hoy, viernes 26 de octubre de 2012, ha tenido lugar la entrega del Premio Príncipe de Asturias de ciencias sociales a la filósofa Martha C. Nussbaum, tal como se anunció en mayo de este año. En la ceremonia, y tras unas sinceras palabras de agradecimiento, la autora ha pronunciado un breve discurso de cinco minutos en el que ha condensado lo fundamental de su pensamiento político y en el que ha defendido su llamado enfoque de las capacidades para el desarrollo humano y la necesidad de fomentar las humanidades (en especial, la filosofía) en los sistemas educativos de aquellas sociedades que se planteen luchar por la justicia. Como argumentó en su libro Not for profit, la autora sostiene que una de las crisis más profundas y desapercibidas de nuestros sistemas sociales es la que se encuentra en la paulatina desaparición de las humanidades en los planes de educativos. La educación centrada en la productividad económica y no en el desarrollo integral del ser humano traerá consigo una sociedad empobrecida e injusta, sin imaginación ni sensibilidad para afrontar los retos que tendrá por delante.
¡Disfrutadlo aquí, porque en los medios sólo se hablará de los premios PA del deporte!
¡Disfrutadlo aquí, porque en los medios sólo se hablará de los premios PA del deporte!
Discurso de Martha C. Nussbaum - Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
miércoles, 16 de mayo de 2012
Martha C. Nussbaum, premio Príncipe de Asturias 2012
Fuente: FPA, Martha Nussbaum |
Martha Nussbaum es una de las figuras filosóficas más importantes de nuestro tiempo; si bien es tremendamente desconocida en España, por lo menos en nivel de la educación secundaria (como muestra, un botón: la vergonzosa confusión de títulos y fechas de sus obras en un gran medio de comunicación nacional, EP). Esperemos que la filosofía como actividad y como materia educativa reciba un fuerte apoyo en nuestro país gracias a esta heroína filosófica. Nos podemos felicitar todos por ello en los tiempos tan difíciles que corren.
La filósofa ha aparecido en nuestro blog en varias ocasiones y la interpretación que aparece en nuestras entradas de la filosofía moral de Platón, Sócrates y de Aristóteles están fuertemente inspiradas en su propia interpretación.
En cuanto tenga oportunidad, escribiré una entrada sobre su pensamiento, pero ahora lo mejor es recomendaros a tod@s la lectura de su prosa impecable, clara, comprometida y bella a la vez. Una gozada para cualquier tipo de lector. Si alguna vez os topáis con un libro suyo, ¡que no se os escape sin leerlo! Estoy muy contento con el premio este año (otros años no ha sido así, claro).
ADIVINANZA: ¿qué pintura aparece como fondo de la foto?
martes, 21 de febrero de 2012
El ciudadano como "enemigo"
Van cinco días de protestas estudiantiles contra los recortes en educación que se iniciaron en el IES Lluis Vives, de Valencia, y un balance de 43 personas detenidas por la policía (entre estudiantes, profesores y padres) junto con una desproporcionada y una violenta reacción policial ante el ejercicio de dicha protesta ciudadana contra el deterioro de la educación pública. En el día de hoy, la desproporción de la carga policial ha motivado la indignación de miles de personas en todo el país y la convocatoria de protestas en muchas ciudades siguiendo el hilo de la red social Twitter #PrimaveraValenciana.
Podemos hacernos una idea de la importancia democrática de la protesta por la reacción que tuvo el jefe de la policía al justificar la desmesura policial con la funesta referencia a los manifestantes como "el enemigo". En este enlace tenéis algunos vídeos más sobre los sucesos de estos días.
Está claro que las autoridades consideran como "ciudadano amigo" o "español de bien" (famosa expresión del gobierno del PP hace tres legislaturas) al ciudadano que no cuestiona, que es dócil y que "traga" cualquier recorte en sus derechos sin rechistar. El ciudadano "amigo", o "de bien", es aquel que no se preocupa más que de qué equipo ganará la liga y poco más. Parece que la política de recortes del estado de bienestar no se puede llevar a cabo tan fácilmente con "ciudadanos socráticos", ciudadanos que piensen y que estén dispuestos a luchar por que sus derechos no se vean pisoteados por las exigencias del mercado financiero.
Lo que pasa en Grecia es otro ejemplo de esta política contra la ciudadanía. No es extraño, pues, que una materia como Educación para la Ciudadanía sea tan objetable y tan detestada por aquellas personas que consideran a los ciudadanos como "enemigos". Seguro que se alegrarán cuando desaparezca del currículo. El sistema educativo será entonces un sistema de "Educación para la Economía (financiera y neoliberal, claro)" y formará sus ciudadanos en los valores de la competitividad, el consumo inconsciente y el individualismo despreocupado de lo social, de lo público y del deterioro de la naturaleza. Quizás ahora sea más necesaria que nunca una materia como Educación para la Ciudadanía.
Podemos hacernos una idea de la importancia democrática de la protesta por la reacción que tuvo el jefe de la policía al justificar la desmesura policial con la funesta referencia a los manifestantes como "el enemigo". En este enlace tenéis algunos vídeos más sobre los sucesos de estos días.
Está claro que las autoridades consideran como "ciudadano amigo" o "español de bien" (famosa expresión del gobierno del PP hace tres legislaturas) al ciudadano que no cuestiona, que es dócil y que "traga" cualquier recorte en sus derechos sin rechistar. El ciudadano "amigo", o "de bien", es aquel que no se preocupa más que de qué equipo ganará la liga y poco más. Parece que la política de recortes del estado de bienestar no se puede llevar a cabo tan fácilmente con "ciudadanos socráticos", ciudadanos que piensen y que estén dispuestos a luchar por que sus derechos no se vean pisoteados por las exigencias del mercado financiero.
Lo que pasa en Grecia es otro ejemplo de esta política contra la ciudadanía. No es extraño, pues, que una materia como Educación para la Ciudadanía sea tan objetable y tan detestada por aquellas personas que consideran a los ciudadanos como "enemigos". Seguro que se alegrarán cuando desaparezca del currículo. El sistema educativo será entonces un sistema de "Educación para la Economía (financiera y neoliberal, claro)" y formará sus ciudadanos en los valores de la competitividad, el consumo inconsciente y el individualismo despreocupado de lo social, de lo público y del deterioro de la naturaleza. Quizás ahora sea más necesaria que nunca una materia como Educación para la Ciudadanía.
martes, 14 de febrero de 2012
Amor y filosofía
En un día como hoy, podríamos preguntarnos si los filósofos se han dedicado alguna vez al tema del amor. Sería extraño que algo tan importante en la vida humana no tuviera un espacio propio en una materia como la que tratamos en este blog.
Lo cierto es que el amor ha sido uno de los temas que los filósofos han tratado desde los mismos inicios de la filosofía. Platón le dedica por lo menos dos diálogos importantes: el Fedro y el Simposio (o el Banquete). En la actualidad los filósofos se siguen haciendo preguntas sobre el amor: ¿qué es el amor? ¿una emoción? ¿un conjunto de emociones? ¿algo indefinible?. Como muestra, podéis echarle un vistazo a la bibliografía que aparece en la entrada de la SEP (en inglés, pero te haces una idea de lo actual que es el tema por las fechas de las referencias) acerca del amor.
La misma palabra "amor" aparece en el nombre de la filosofía. "Filosofía" significa "amor a la sabiduría". Así que, ¿qué esperabas? ¡Por supuesto que el amor es uno de los temas que trata la filosofía! Quizás exista algún parecido entre el "amor a la sabiduría" y el amor a las personas. El amante de la sabiduría vive en el riesgo de no poseerla nunca por entero, siempre hay algo más que descubrir, es un amor que se sabe inagotable. El amor entre las personas, el amor que respeta al ser amado y que no está basado en el puro egoísmo, también sabe que dicho ser es inagotable, porque es único e irrepetible, es una persona.
Ahora bien, el amor de la filosofía no es lo mismo que el amor erótico o que el amor romántico. Se parece más a lo que Aristóteles llamaba "philia" (la misma palabra que compone "philo-sophia"). La philia de Aristóteles es un tipo de amor que puede aplicarse a la persona amiga, a la familia o a personas afines. Encarna los valores de la lealtad y el aprecio por las personas, sin necesidad de que dicho aprecio implique una pasión o un deseo irrefrenable por ellas.
En contraste, el amor como eros, tal y como Platón explicó en sus diálogos, sí que implica dichas emociones de pasión y deseo (de ahí el adjetivo "erótico"). Curiosamente, para Platón, el eros era una fuerza que se conectaba directamente con la pasión por el conocimiento o la sabiduría, con la filosofía. El amor a los particulares, según Platón (cuyo desprecio por lo particular le lleva a postular su teorías de las ideas), es un tipo de ascenso especial al mundo de las ideas, ya que nos lleva directamente de las cosas particulares (las personas amadas) a la idea de Belleza, y de ésta al resto de las ideas cuyo conocimiento implica la auténtica sabiduría. Lo curioso está en que, según Platón, el ascenso que se realiza por el mundo de las ideas no se lleva a cabo nunca a través de los particulares, que pertenecen al mundo sensible, sino que, volviendo la espalda a la multiplicidad y mutabilidad de los objetos sensibles, el conocimiento asciende dialécticamente de unas ideas a otras (empezando por el conocimiento de las matemáticas y terminando con el ascenso a la Idea de Bien). (La atención a los seres del mundo sensible, más bien, no es más que un estorbo para el verdadero conocimiento, tal y como sostiene Platón en su famosa Alegoría de la Caverna de la República).
El caso del amor es un caso especial en este sentido. La belleza particular de un individuo nos recuerda a la verdadera Belleza intemporal, no mezclada con nada más, que existe en el mundo de las Ideas, de las Formas. De esta manera, si la belleza particular siempre apunta a algo fuera de ella misma (la idea de Belleza), entonces cualquier belleza particular puede ser intercambiable por cualquier otra, en cualquier otra persona, idea o cosa. Porque amar es amar a la idea de Belleza, no a un individuo particular. El amor a los individuos es relativo a su participación de la Forma platónica de belleza y no a la atención a sus características únicas e irrepetibles. No amamos a la persona particular sino a su participación de la Belleza, a lo que dicha persona refleja de la Idea universal de Belleza.
Esta característica de universalidad (y de posibilidad de sustitución, de reemplazo, sin pérdida de lo que es importante en el amor) diferencia el concepto platónico del amor con la idea Aristotélica de la atención a lo particular e irrepetible (ver las entradas sobre Prudencia y conocimiento I y II). La persona amada es un ser único e irrepetible que no puede ser reemplazado sin más. Perder a una persona amada se vive como una pérdida irrecuperable, irremplazable. Cuando otra persona (un amor, una amistad) llega a nuestra vida, no suplanta a las otras personas amadas si más, sino que son seres que, a su vez, son únicos e irrepetibles. Seres que, por lo tanto, no podemos intercambiar sin perder algo importante.
Martha C. Nussbaum, en su obra El conocimiento del amor, expone un punto de vista complejo en el que intenta mantener una tensión entre los puntos de vista de los dos autores griegos. El amor es algo que implica el valor de lo único y de lo irrepetible (Aristóteles) que encarna cada persona y, en especial, la relación con la persona amada. Pero también implica valores universales (Platón) que sólo surgen del contacto con el ser amado. Dicho ser ejemplifica ciertas características de por sí valiosas y nosotros nos identificamos con ellas a través de la persona amada (la bondad, el coraje, la ternura, etc.). Elegir entre dos posibles amores, nos dice la autora, es como elegir entre dos formas de vida. Nuestra identificación con dicha persona nos hace cambiar en lo más profundo de nuestras vidas. La decisión es arriesgada porque en dicha decisión nos va el ser la persona que seremos.
Así, ¿cómo eres en el amor? ¿Te quedas con Platón o con Aristóteles? Y, por cierto, ¿te has dado cuenta de que eres una persona única, irrepetible e inagotable? ¿Te has dado cuenta de que los demás también lo son? ¿Te has dado cuenta de si alguien no se ha dado cuenta de que lo eres?
REFLEXIONA.
1) La foto de arriba y el texto que la acompaña, ¿corresponde a una visión del amor platónica o aristotélica?
2) ¿Qué quiere decir la frase tan común: "tener un amor platónico"? ¿Está bien empleado el adjetivo "platónico" en dicha frase?
Lo cierto es que el amor ha sido uno de los temas que los filósofos han tratado desde los mismos inicios de la filosofía. Platón le dedica por lo menos dos diálogos importantes: el Fedro y el Simposio (o el Banquete). En la actualidad los filósofos se siguen haciendo preguntas sobre el amor: ¿qué es el amor? ¿una emoción? ¿un conjunto de emociones? ¿algo indefinible?. Como muestra, podéis echarle un vistazo a la bibliografía que aparece en la entrada de la SEP (en inglés, pero te haces una idea de lo actual que es el tema por las fechas de las referencias) acerca del amor.
La misma palabra "amor" aparece en el nombre de la filosofía. "Filosofía" significa "amor a la sabiduría". Así que, ¿qué esperabas? ¡Por supuesto que el amor es uno de los temas que trata la filosofía! Quizás exista algún parecido entre el "amor a la sabiduría" y el amor a las personas. El amante de la sabiduría vive en el riesgo de no poseerla nunca por entero, siempre hay algo más que descubrir, es un amor que se sabe inagotable. El amor entre las personas, el amor que respeta al ser amado y que no está basado en el puro egoísmo, también sabe que dicho ser es inagotable, porque es único e irrepetible, es una persona.
Ahora bien, el amor de la filosofía no es lo mismo que el amor erótico o que el amor romántico. Se parece más a lo que Aristóteles llamaba "philia" (la misma palabra que compone "philo-sophia"). La philia de Aristóteles es un tipo de amor que puede aplicarse a la persona amiga, a la familia o a personas afines. Encarna los valores de la lealtad y el aprecio por las personas, sin necesidad de que dicho aprecio implique una pasión o un deseo irrefrenable por ellas.
http://www.realmagick.com/platonic-love/ |
En contraste, el amor como eros, tal y como Platón explicó en sus diálogos, sí que implica dichas emociones de pasión y deseo (de ahí el adjetivo "erótico"). Curiosamente, para Platón, el eros era una fuerza que se conectaba directamente con la pasión por el conocimiento o la sabiduría, con la filosofía. El amor a los particulares, según Platón (cuyo desprecio por lo particular le lleva a postular su teorías de las ideas), es un tipo de ascenso especial al mundo de las ideas, ya que nos lleva directamente de las cosas particulares (las personas amadas) a la idea de Belleza, y de ésta al resto de las ideas cuyo conocimiento implica la auténtica sabiduría. Lo curioso está en que, según Platón, el ascenso que se realiza por el mundo de las ideas no se lleva a cabo nunca a través de los particulares, que pertenecen al mundo sensible, sino que, volviendo la espalda a la multiplicidad y mutabilidad de los objetos sensibles, el conocimiento asciende dialécticamente de unas ideas a otras (empezando por el conocimiento de las matemáticas y terminando con el ascenso a la Idea de Bien). (La atención a los seres del mundo sensible, más bien, no es más que un estorbo para el verdadero conocimiento, tal y como sostiene Platón en su famosa Alegoría de la Caverna de la República).
El caso del amor es un caso especial en este sentido. La belleza particular de un individuo nos recuerda a la verdadera Belleza intemporal, no mezclada con nada más, que existe en el mundo de las Ideas, de las Formas. De esta manera, si la belleza particular siempre apunta a algo fuera de ella misma (la idea de Belleza), entonces cualquier belleza particular puede ser intercambiable por cualquier otra, en cualquier otra persona, idea o cosa. Porque amar es amar a la idea de Belleza, no a un individuo particular. El amor a los individuos es relativo a su participación de la Forma platónica de belleza y no a la atención a sus características únicas e irrepetibles. No amamos a la persona particular sino a su participación de la Belleza, a lo que dicha persona refleja de la Idea universal de Belleza.
Esta característica de universalidad (y de posibilidad de sustitución, de reemplazo, sin pérdida de lo que es importante en el amor) diferencia el concepto platónico del amor con la idea Aristotélica de la atención a lo particular e irrepetible (ver las entradas sobre Prudencia y conocimiento I y II). La persona amada es un ser único e irrepetible que no puede ser reemplazado sin más. Perder a una persona amada se vive como una pérdida irrecuperable, irremplazable. Cuando otra persona (un amor, una amistad) llega a nuestra vida, no suplanta a las otras personas amadas si más, sino que son seres que, a su vez, son únicos e irrepetibles. Seres que, por lo tanto, no podemos intercambiar sin perder algo importante.
Martha C. Nussbaum, en su obra El conocimiento del amor, expone un punto de vista complejo en el que intenta mantener una tensión entre los puntos de vista de los dos autores griegos. El amor es algo que implica el valor de lo único y de lo irrepetible (Aristóteles) que encarna cada persona y, en especial, la relación con la persona amada. Pero también implica valores universales (Platón) que sólo surgen del contacto con el ser amado. Dicho ser ejemplifica ciertas características de por sí valiosas y nosotros nos identificamos con ellas a través de la persona amada (la bondad, el coraje, la ternura, etc.). Elegir entre dos posibles amores, nos dice la autora, es como elegir entre dos formas de vida. Nuestra identificación con dicha persona nos hace cambiar en lo más profundo de nuestras vidas. La decisión es arriesgada porque en dicha decisión nos va el ser la persona que seremos.
Así, ¿cómo eres en el amor? ¿Te quedas con Platón o con Aristóteles? Y, por cierto, ¿te has dado cuenta de que eres una persona única, irrepetible e inagotable? ¿Te has dado cuenta de que los demás también lo son? ¿Te has dado cuenta de si alguien no se ha dado cuenta de que lo eres?
REFLEXIONA.
1) La foto de arriba y el texto que la acompaña, ¿corresponde a una visión del amor platónica o aristotélica?
2) ¿Qué quiere decir la frase tan común: "tener un amor platónico"? ¿Está bien empleado el adjetivo "platónico" en dicha frase?
miércoles, 26 de octubre de 2011
¿Una personalidad digital?
Acabo de leer un magnífico artículo en el diario digital El País sobre lo que algunos psicólogos están llamando la e-personality, la personalidad digital, y sobre cómo los hábitos que tenemos en las redes sociales están transformando las relaciones interpersonales y la propia visión de lo que nos hace seres únicos e irrepetibles: nuestra personalidad.
Las nuevas tecnologías sociales que están surgiendo en Internet (redes sociales, redes de compartir archivos, mensajes, etc.) están actuando sobre nuestra identidad personal, llegando a crear incluso ciertos hábitos neuróticos en las relaciones entre sus usuarios (obsesión por la reputación digital, por las visitas recibidas en nuestro entorno social digital de turno -Twitter, Facebook, Tuenti, blogs, etc.-, narcisismo por la popularidad en la Red, potenciación o disminución de algunos rasgos del carácter en las relaciones por Internet, y tantos otros que se mencionan).
Las redes sociales reproducen en un nivel distinto (digital, virtual) las relaciones que caracterizan nuestra vida social: agradecimientos, ignorar a las personas, agresividad, amabilidad, hipocresía, egolatría, amistad, compartir. Algunos aspectos de nuestra e-identity llegan incluso a trasladarse a nuestra identidad personal "habitual" (es decir, la que no está "conectada" a Internet), modificándola en importantes aspectos. La autora cita a un estudioso sobre el tema, el psiquiatra Elias Aboujaoude (cito el artículo):
El artículo comenta que, curiosamente, aunque nos extrañará cada vez menos, algunos usuarios se llaman por su nick (su nombre de usuario en la red social) cuando se conocen en persona (es decir, cara a cara), un hecho que llaman "desvirtualizarse": "nos estamos desvirtualizando"... es decir, "nos estamos conociendo cara a cara".
Tiene miga el tema de la personalidad, ¿a que sí?
Uno de los comentarios al artículo reza así:
EJERCICIO.
1) ¿Qué piensas de este fenómeno? Comenta el artículo. (Utilizad los comentarios).
2) ¿Puedes encontrar alguna relación entre este artículo y el tema de la entrada Ciborgs de naturaleza y cultura?
Las nuevas tecnologías sociales que están surgiendo en Internet (redes sociales, redes de compartir archivos, mensajes, etc.) están actuando sobre nuestra identidad personal, llegando a crear incluso ciertos hábitos neuróticos en las relaciones entre sus usuarios (obsesión por la reputación digital, por las visitas recibidas en nuestro entorno social digital de turno -Twitter, Facebook, Tuenti, blogs, etc.-, narcisismo por la popularidad en la Red, potenciación o disminución de algunos rasgos del carácter en las relaciones por Internet, y tantos otros que se mencionan).
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Las redes sociales reproducen en un nivel distinto (digital, virtual) las relaciones que caracterizan nuestra vida social: agradecimientos, ignorar a las personas, agresividad, amabilidad, hipocresía, egolatría, amistad, compartir. Algunos aspectos de nuestra e-identity llegan incluso a trasladarse a nuestra identidad personal "habitual" (es decir, la que no está "conectada" a Internet), modificándola en importantes aspectos. La autora cita a un estudioso sobre el tema, el psiquiatra Elias Aboujaoude (cito el artículo):
"En muchos casos, la versión virtual de nosotros mismos complementa nuestra personalidad y puede actuar como una extensión de esta. (...) La e-personality es más audaz, fuerte y eficiente que la personalidad original". Los estudios de este psiquiatra se concentran en demostrar cómo nuestro yo digital influye en los actos cotidianos fuera de la red. "Los rasgos que integramos en nuestra vida on line suelen ser incorporados a nuestra personalidad off line. De este modo, podríamos acabar siendo más atrevidos y menos diplomáticos en nuestras relaciones, aunque no tuviéramos delante una pantalla o un iPhone", explica el psiquiatra.
El artículo comenta que, curiosamente, aunque nos extrañará cada vez menos, algunos usuarios se llaman por su nick (su nombre de usuario en la red social) cuando se conocen en persona (es decir, cara a cara), un hecho que llaman "desvirtualizarse": "nos estamos desvirtualizando"... es decir, "nos estamos conociendo cara a cara".
Tiene miga el tema de la personalidad, ¿a que sí?
Uno de los comentarios al artículo reza así:
49María - 25-10-2011 - 22:26:48h
este artículo es genial pero la mayoría de enganchados al twitter no lo leerá porque tiene más de dos frases.
EJERCICIO.
1) ¿Qué piensas de este fenómeno? Comenta el artículo. (Utilizad los comentarios).
2) ¿Puedes encontrar alguna relación entre este artículo y el tema de la entrada Ciborgs de naturaleza y cultura?
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domingo, 16 de octubre de 2011
miércoles, 12 de octubre de 2011
Ciborgs de naturaleza y cultura
Un ciborg es un ser híbrido formado por materia biológica y unas prótesis artificiales, mecánicas, electrónicas o de otra índole. El DRAE lo define como un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos. El concepto de ciborg no es el mismo que el de robot o de androide. Aunque la ciencia-ficción ha utilizado mucho esa idea para los personajes de sus historias (por ejemplo, las películas de Blade Runner o Inteligencia Artificial), algunos científicos y pensadores juzgan que no deberíamos considerar la existencia de ciborgs como un mero producto de la imaginación y la fantasía. De hecho, dirán, hay seres ciborgs realmente existentes. Pensemos en una persona que lleva un marcapasos en el corazón, o en el hecho de que usamos gafas o lentillas para corregir la miopía. Estas son realidades muy cotidianas y alejadas de lo fantástico. Así, que algunos pensadores se han tomado en serio la idea y se han preguntado si los seres humanos no seremos ciborgs.
En cierto sentido, podemos decir que el ser humano también es un ser híbrido de naturaleza biológica y de una cultura. El ser humano, lo que es cada uno de nosotros, es el resultado de su naturaleza biológica y de su propio desarrollo dentro de una cultura determinada. Por naturaleza tengo pelo, por cultura lo llevo corto o largo, lo tiño o lo peino de determinada forma. Por naturaleza me alimento cada día, por cultura uso palillos o tenedor. Por naturaleza hablo un lenguaje, por cultura hablo español o inglés o japonés (o varios a la vez).
El filósofo español Fernando Broncano, en su obra La melancolía del ciborg (2009), es uno de esos pensadores que se toma en serio la metáfora del ciborg para aprender algo acerca de la cultura y de los seres humanos. Para él somos ciborgs en tanto que seres culturales porque la cultura amplía nuestras capacidades naturales hacia puntos siempre insospechados. Dado que hay distintas culturas, hay distintos tipos de ciborg. Su blog, una prótesis cultural suya, se llama El laberinto de la identidad.
Ve el vídeo donde Broncano explica su postura y contesta a las cuestiones siguientes. Los enlaces anteriores contienen vídeos y explicaciones sobre la relación entre los ciborgs y los humanos.
CUESTIONES:
1) ¿Cómo define el filósofo a los ciborg?
2) ¿De dónde adquieren los seres humanos sus "prótesis"? Pon algunos ejemplos de estas prótesis. ¿Qué prótesis usas tú con mayor frecuencia?
3) ¿Por qué dice Broncano que cada cultura crea ciborgs distintos? ¿Qué significa esta idea?
4) ¿Crees que Internet es una prótesis para los ciborgs de nuestra cultura?
5) ¿Es compatible ver a los seres humanos como ciborgs y como personas?
Puedes encontrar una entrevista donde Fernando Broncano explica más su posición aquí. (Se trata de una entrevista al autor en el diario La Vanguardia, miércoles, 2 de septiembre de 2009. Es necesario bajar la barra del navegador hasta cerca del final de la página y descargar el documento de la entrevista).
Imagen: http://www.flickr.com/photos/ol1/5632304342/sizes/m/in/photostream/ |
En cierto sentido, podemos decir que el ser humano también es un ser híbrido de naturaleza biológica y de una cultura. El ser humano, lo que es cada uno de nosotros, es el resultado de su naturaleza biológica y de su propio desarrollo dentro de una cultura determinada. Por naturaleza tengo pelo, por cultura lo llevo corto o largo, lo tiño o lo peino de determinada forma. Por naturaleza me alimento cada día, por cultura uso palillos o tenedor. Por naturaleza hablo un lenguaje, por cultura hablo español o inglés o japonés (o varios a la vez).
El filósofo español Fernando Broncano, en su obra La melancolía del ciborg (2009), es uno de esos pensadores que se toma en serio la metáfora del ciborg para aprender algo acerca de la cultura y de los seres humanos. Para él somos ciborgs en tanto que seres culturales porque la cultura amplía nuestras capacidades naturales hacia puntos siempre insospechados. Dado que hay distintas culturas, hay distintos tipos de ciborg. Su blog, una prótesis cultural suya, se llama El laberinto de la identidad.
Ve el vídeo donde Broncano explica su postura y contesta a las cuestiones siguientes. Los enlaces anteriores contienen vídeos y explicaciones sobre la relación entre los ciborgs y los humanos.
CUESTIONES:
1) ¿Cómo define el filósofo a los ciborg?
2) ¿De dónde adquieren los seres humanos sus "prótesis"? Pon algunos ejemplos de estas prótesis. ¿Qué prótesis usas tú con mayor frecuencia?
3) ¿Por qué dice Broncano que cada cultura crea ciborgs distintos? ¿Qué significa esta idea?
4) ¿Crees que Internet es una prótesis para los ciborgs de nuestra cultura?
5) ¿Es compatible ver a los seres humanos como ciborgs y como personas?
Puedes encontrar una entrevista donde Fernando Broncano explica más su posición aquí. (Se trata de una entrevista al autor en el diario La Vanguardia, miércoles, 2 de septiembre de 2009. Es necesario bajar la barra del navegador hasta cerca del final de la página y descargar el documento de la entrevista).
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domingo, 3 de julio de 2011
Prudencia y conocimiento (II): Aristóteles y la atención a lo particular
(¿Vienes de la entrada anterior? Pásate antes por ella).
Al discípulo de Platón, Aristóteles, le llega la hora de enfrentarse a su maestro, Platón. El dedo de Platón, esta vez en la pintura de Rafael, sigue apuntando en la misma dirección que el de su maestro, Sócrates, hacia ese mundo de principios eternos que rigen la realidad y que también indican el camino hacia la virtud en la vida humana: el ascetismo del sabio, la vida dedicada al conocimiento y la purificación de todo lo que hay de sensible, corporal, corruptible y temporal en la vida humana. Una vida sin examen no merece la pena ser vivida, diría Sócrates.
En el mismo pasaje citado en la entrada anterior, Aristóteles insiste con fuerza en que la prudencia no puede ser identificada con el conocimiento científico. La habilidad práctica para juzgar y decidir la acción correcta y los fines de la vida humana no consiste en aplicar una serie de principios fijos, eternos, a cada situación y a cada persona, sino que la prudencia consiste en ajustar la acción y nuestras decisiones a la situación concreta que se plantea. Lo que es bueno para A puede ser malo para B. Beber agua puede ser bueno para calmar la sed pero también puede resultar fatal para aquel que padece hidropesía. Mentir puede ser malo generalmente, pero también puede ser moralmente obligatorio si alguien con una pistola en la mano me pregunta dónde está otra persona para matarla. El juicio moral correcto y la acción moral es siempre relativa a las personas y a las circunstancias particulares, para Aristóteles. En ética, no sirven las fórmulas generales sino la habilidad de la persona prudente que sabe elegir y juzgar en cada situación concreta.
A diferencia de la prudencia, el conocimiento científico intenta explicar los fenómenos particulares por medio de leyes generales. Así, la caída de esta piedra concreta se explica gracias a las Leyes de Newton sobre la gravitación universal. Una vez que hemos descubierto una ley de la naturaleza, ya tenemos ahí un instrumento capaz de explicar un conjunto potencialmente infinito de fenómenos particulares (cualquier caída de cualquier cuerpo que se esté produciendo, que se haya producido o que se vaya a producir en el futuro).
Sin embargo, Aristóteles nos dice que en el caso de la conducta moral humana, no podemos llegar a este tipo de leyes. Si así fuera, tendríamos un conjunto de normas y leyes para la conducta que nos serviría a los seres humanos para saber cómo debemos actuar en cualquier momento. Pero esto no puede ser así en una vida humana. Las normas morales, las leyes y los principios que rigen nuestra conducta no son del mismo tipo que las leyes y los principios que rigen la naturaleza. Los seres humanos no podemos fiar nuestra vida ni responder en cada situación que la vida nos plantea con unas normas universales e inamovibles. Los seres humanos debemos saber qué es lo adecuado para cada uno y en cada ocasión. Por eso el término medio que escoge la persona prudente en su acción es siempre relativo, y no un término fijo, un punto fijo sobre el que orientar nuestra conducta moral. Mentir puede ser algo incorrecto o malo en general, pero puede ser que para una persona concreta de carne y hueso, en unas circunstancias particulares y concretas, lo correcto y lo moralmente bueno sea precisamente mentir. Si los agentes nazis persiguen a mi amigo para secuestrarlo y matarlo, yo estaría moralmente obligado a no revelar su paradero incluso si para ello tuviese que mentir.
Al igual que Platón, Aristóteles está interesado en la cuestión de cómo deberíamos vivir en tanto que seres humanos, la cuestión fundamental de la ética. Pero, para Aristóteles, el supuesto conocimiento platónico de unos principios para la acción no es propio de la vida humana (quizás sí sea propio de los dioses). No hay recetas mágicas para tomar decisiones ni para conseguir la felicidad, el bien último de la vida humana. Actuar de acuerdo con la virtud no puede depender del conocimiento de unos principios separados de la vida humana, que es finita, y de las acciones humanas, que son concretas, que se realizan en un contexto y por unas personas concretas, de carne y hueso. El valor de la acción humana (lo que la hace buena o mala, correcta o incorrecta) ha de encontrarse en la propia acción, no fuera de ella. El valor de la vida humana, lo que la hace una vida que merezca la pena ser vivida, ha de encontrarse en la particularidad y en las capacidades propias del ser humano. La razón, como aquella capacidad que distingue al ser humano de cualquier otro ser, y su desarrollo es lo que hace que una vida se desarrolle como vida humana, feliz.
Al discípulo de Platón, Aristóteles, le llega la hora de enfrentarse a su maestro, Platón. El dedo de Platón, esta vez en la pintura de Rafael, sigue apuntando en la misma dirección que el de su maestro, Sócrates, hacia ese mundo de principios eternos que rigen la realidad y que también indican el camino hacia la virtud en la vida humana: el ascetismo del sabio, la vida dedicada al conocimiento y la purificación de todo lo que hay de sensible, corporal, corruptible y temporal en la vida humana. Una vida sin examen no merece la pena ser vivida, diría Sócrates.
En el mismo pasaje citado en la entrada anterior, Aristóteles insiste con fuerza en que la prudencia no puede ser identificada con el conocimiento científico. La habilidad práctica para juzgar y decidir la acción correcta y los fines de la vida humana no consiste en aplicar una serie de principios fijos, eternos, a cada situación y a cada persona, sino que la prudencia consiste en ajustar la acción y nuestras decisiones a la situación concreta que se plantea. Lo que es bueno para A puede ser malo para B. Beber agua puede ser bueno para calmar la sed pero también puede resultar fatal para aquel que padece hidropesía. Mentir puede ser malo generalmente, pero también puede ser moralmente obligatorio si alguien con una pistola en la mano me pregunta dónde está otra persona para matarla. El juicio moral correcto y la acción moral es siempre relativa a las personas y a las circunstancias particulares, para Aristóteles. En ética, no sirven las fórmulas generales sino la habilidad de la persona prudente que sabe elegir y juzgar en cada situación concreta.
A diferencia de la prudencia, el conocimiento científico intenta explicar los fenómenos particulares por medio de leyes generales. Así, la caída de esta piedra concreta se explica gracias a las Leyes de Newton sobre la gravitación universal. Una vez que hemos descubierto una ley de la naturaleza, ya tenemos ahí un instrumento capaz de explicar un conjunto potencialmente infinito de fenómenos particulares (cualquier caída de cualquier cuerpo que se esté produciendo, que se haya producido o que se vaya a producir en el futuro).
Sin embargo, Aristóteles nos dice que en el caso de la conducta moral humana, no podemos llegar a este tipo de leyes. Si así fuera, tendríamos un conjunto de normas y leyes para la conducta que nos serviría a los seres humanos para saber cómo debemos actuar en cualquier momento. Pero esto no puede ser así en una vida humana. Las normas morales, las leyes y los principios que rigen nuestra conducta no son del mismo tipo que las leyes y los principios que rigen la naturaleza. Los seres humanos no podemos fiar nuestra vida ni responder en cada situación que la vida nos plantea con unas normas universales e inamovibles. Los seres humanos debemos saber qué es lo adecuado para cada uno y en cada ocasión. Por eso el término medio que escoge la persona prudente en su acción es siempre relativo, y no un término fijo, un punto fijo sobre el que orientar nuestra conducta moral. Mentir puede ser algo incorrecto o malo en general, pero puede ser que para una persona concreta de carne y hueso, en unas circunstancias particulares y concretas, lo correcto y lo moralmente bueno sea precisamente mentir. Si los agentes nazis persiguen a mi amigo para secuestrarlo y matarlo, yo estaría moralmente obligado a no revelar su paradero incluso si para ello tuviese que mentir.
Al igual que Platón, Aristóteles está interesado en la cuestión de cómo deberíamos vivir en tanto que seres humanos, la cuestión fundamental de la ética. Pero, para Aristóteles, el supuesto conocimiento platónico de unos principios para la acción no es propio de la vida humana (quizás sí sea propio de los dioses). No hay recetas mágicas para tomar decisiones ni para conseguir la felicidad, el bien último de la vida humana. Actuar de acuerdo con la virtud no puede depender del conocimiento de unos principios separados de la vida humana, que es finita, y de las acciones humanas, que son concretas, que se realizan en un contexto y por unas personas concretas, de carne y hueso. El valor de la acción humana (lo que la hace buena o mala, correcta o incorrecta) ha de encontrarse en la propia acción, no fuera de ella. El valor de la vida humana, lo que la hace una vida que merezca la pena ser vivida, ha de encontrarse en la particularidad y en las capacidades propias del ser humano. La razón, como aquella capacidad que distingue al ser humano de cualquier otro ser, y su desarrollo es lo que hace que una vida se desarrolle como vida humana, feliz.
viernes, 1 de julio de 2011
Prudencia y conocimiento (I): Platón vs. Aristóteles en el conocimiento del bien y el valor
Para Aristóteles, la prudencia es la sabiduría práctica de aquella persona que es habilidosa al deliberar, juzgar y orientar su acción conforme a la virtud y con vistas al fin último de toda vida humana: la felicidad (ver Ética a Nicómaco, VI, 4). La persona prudente es capaz de escoger el término medio (entre el exceso y el defecto) adecuado a cada persona y a cada circunstancia concreta. La acción correcta, virtuosa, será aquella que se ajuste a este criterio. Escoger este término medio es una tarea que requiere el concurso de la razón, requiere sopesar las características concretas de la acción que se va a realizar, de las personas afectadas por dicha acción, deliberar sobre los medios, las consecuencias, etc... en definitiva, encontrar las razones adecuadas que justifiquen nuestra acción.
Pero, ¿en qué consiste esta sabiduría práctica? ¿Qué debe conseguir una persona para ser prudente? ¿Acumular conocimientos? ¿Forjarse un carácter, unas características propias de su persona?
Platón y su maestro, Sócrates (en tanto que representantes del intelectualismo moral) tenían claro que el hombre virtuoso solo podía ser aquel que poseyera conocimiento: el mal solo podía ser fruto de la ignorancia. De modo que, para ser virtuoso, el ser humano debía tener una vida dedicada a conocer los principios que hacen de la vida humana una vida virtuosa y que permiten conocer el bien en las acciones. Para estos autores, actuar bien consiste en ajustarse a dichos principios en la práctica. Conocer el valor y el bien es lo que permite guiar nuestra conducta hacia la virtud. El bien y el valor son vistos pues como puntos fijos a partir de los cuales orientar nuestra conducta. El ignorante de dichos puntos estará desorientado y, por ello, actuará mal.
Esta idea platónica y socrática de los principios morales acerca mucho la ética al conocimiento científico: de la misma manera que el ser humano aspira a descubrir los principios que rigen en la naturaleza, también deberíamos poder aspirar a descubrir los principios que han de guiar la vida humana. La ética es una especie de episteme, volcada en la acción humana. El conocimiento auténtico de la realidad (a diferencia de la mera opinión), la episteme, solo puede ser conocimiento de los auténticos principios de la naturaleza o realidad. Análogamente, actuar bien solo puede venir acompañado de un auténtico conocimiento de los principios de la acción virtuosa (y no del engaño o la persuasión de los sofistas, para quienes dichos principios son siempre relativos a los intereses egoístas o a la voluntad de dominio de unos seres humanos sobre otros). El gesto de Sócrates en la pintura de Jacques Louis David (La muerte de Sócrates) es un símbolo de su propia doctrina moral (intelectualismo moral). Sócrates señala en la pintura que los principios de la acción humana están en el lugar elevado donde se encuentran todos los principios del conocimiento (las llamadas ideas), un lugar solo reservado a aquel capaz de elevarse sobre las meras opiniones y el engañoso mundo de las apariencias, un mundo al que solo el sabio tiene acceso.
Aristóteles, con su concepción de la sabiduría práctica, rechazará por completo esta identificación de la virtud con el conocimiento científico. (Continúa en la siguiente entrada del blog).
Imagen de: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/ |
Platón y su maestro, Sócrates (en tanto que representantes del intelectualismo moral) tenían claro que el hombre virtuoso solo podía ser aquel que poseyera conocimiento: el mal solo podía ser fruto de la ignorancia. De modo que, para ser virtuoso, el ser humano debía tener una vida dedicada a conocer los principios que hacen de la vida humana una vida virtuosa y que permiten conocer el bien en las acciones. Para estos autores, actuar bien consiste en ajustarse a dichos principios en la práctica. Conocer el valor y el bien es lo que permite guiar nuestra conducta hacia la virtud. El bien y el valor son vistos pues como puntos fijos a partir de los cuales orientar nuestra conducta. El ignorante de dichos puntos estará desorientado y, por ello, actuará mal.
Imagen de: http://enunmundodescomunal.blogspot.com/2011/02/es-posible-obrar-el-mal-cuando-se.html |
Esta idea platónica y socrática de los principios morales acerca mucho la ética al conocimiento científico: de la misma manera que el ser humano aspira a descubrir los principios que rigen en la naturaleza, también deberíamos poder aspirar a descubrir los principios que han de guiar la vida humana. La ética es una especie de episteme, volcada en la acción humana. El conocimiento auténtico de la realidad (a diferencia de la mera opinión), la episteme, solo puede ser conocimiento de los auténticos principios de la naturaleza o realidad. Análogamente, actuar bien solo puede venir acompañado de un auténtico conocimiento de los principios de la acción virtuosa (y no del engaño o la persuasión de los sofistas, para quienes dichos principios son siempre relativos a los intereses egoístas o a la voluntad de dominio de unos seres humanos sobre otros). El gesto de Sócrates en la pintura de Jacques Louis David (La muerte de Sócrates) es un símbolo de su propia doctrina moral (intelectualismo moral). Sócrates señala en la pintura que los principios de la acción humana están en el lugar elevado donde se encuentran todos los principios del conocimiento (las llamadas ideas), un lugar solo reservado a aquel capaz de elevarse sobre las meras opiniones y el engañoso mundo de las apariencias, un mundo al que solo el sabio tiene acceso.
Aristóteles, con su concepción de la sabiduría práctica, rechazará por completo esta identificación de la virtud con el conocimiento científico. (Continúa en la siguiente entrada del blog).
sábado, 4 de junio de 2011
El imperativo categórico kantiano
A continuación, adjunto un esquema conceptual sobre el significado del imperativo categórico en Kant. En dicho esquema se diferencia al imperativo categórico de otros tipos de mandatos. Podéis acceder a él haciendo click sobre la imagen.
Espero que os sea de ayuda. Cualquier comentario aclaratorio o cualquier duda también serán bienvenidos.
Ahora vamos a responder a unas cuantas preguntas que podrían ayudar a aclarar el tema.
Que un principio sea objetivo significa que cualquier ser racional lo aceptaría a la hora de actuar. Que sea subjetivo, significa que dicha norma o principio puede ser válido y aceptable para una persona y que, a su vez, no lo sea para otra, sin que por ello ninguna de las dos caiga en la irracionalidad. Así, puede ser racional para ti estudiar una hora al día después de clases aunque, para mí, lo racional es estudiar dos horas, ya que necesito más tiempo. De modo que, la norma "debes estudiar dos horas al día después de clases" ha de ser una máxima, subjetiva.
Sin embargo, si uno quiere ganar una medalla olímpica en natación sincronizada tendrá que entrenar en piscina o en otro tipo de lugares con agua. Este principio guía ha de ser aceptable por cualquier ser racional, no es subjetivo, por tanto, sino objetivo.
Un imperativo es universal o, mejor dicho, universalizable si un ser racional aceptaría vivir en un lugar donde todos los seres racionales lo adoptasen como máxima para su conducta. Así, el principio "debes mentir todo el tiempo" no puede ser un principio que quiera adoptar un ser racional. La mentira solo tiene sentido si puede aportar algún tipo de ventaja al mentiroso. Pero, en un entorno de seres que siempre mintieran o que mintieran todo el tiempo a su conveniencia, nadie podría sacar ventaja alguna de mentir. De modo que la mentira se autodestruye como principio universal.
Así, los principios que son auténticamente morales, según Kant, son aquellos que resisten la prueba de la universalizabilidad. Aquellos que pueden ser aceptados o adoptados universalmente por todos los seres sin caer en la irracionalidad.
Este es el fundamento de una de las formulaciones generales que Kant ofreció del imperativo categórico como el fundamento de la moral, la llamada formulación de la ley universal:
Hala, ánimo y a pensar en Kant.
Espero que os sea de ayuda. Cualquier comentario aclaratorio o cualquier duda también serán bienvenidos.
Ahora vamos a responder a unas cuantas preguntas que podrían ayudar a aclarar el tema.
1. ¿Qué quiere decir que una norma o un principio sea subjetivo u objetivo? ¿Por qué es importante esta distinción?
Que un principio sea objetivo significa que cualquier ser racional lo aceptaría a la hora de actuar. Que sea subjetivo, significa que dicha norma o principio puede ser válido y aceptable para una persona y que, a su vez, no lo sea para otra, sin que por ello ninguna de las dos caiga en la irracionalidad. Así, puede ser racional para ti estudiar una hora al día después de clases aunque, para mí, lo racional es estudiar dos horas, ya que necesito más tiempo. De modo que, la norma "debes estudiar dos horas al día después de clases" ha de ser una máxima, subjetiva.
Imagen de: http://blogdenortiz.blogspot.com/2011/02/un-krusty-diferente.html |
Sin embargo, si uno quiere ganar una medalla olímpica en natación sincronizada tendrá que entrenar en piscina o en otro tipo de lugares con agua. Este principio guía ha de ser aceptable por cualquier ser racional, no es subjetivo, por tanto, sino objetivo.
Imagen de: http://www.iesfuentenueva.net/proyecto/index.php?option=com_content&view=article&id=1348:natacion-sincronizada&catid=61:teoria&Itemid=96 |
2. ¿Qué significa que un imperativo es universal?
Un imperativo es universal o, mejor dicho, universalizable si un ser racional aceptaría vivir en un lugar donde todos los seres racionales lo adoptasen como máxima para su conducta. Así, el principio "debes mentir todo el tiempo" no puede ser un principio que quiera adoptar un ser racional. La mentira solo tiene sentido si puede aportar algún tipo de ventaja al mentiroso. Pero, en un entorno de seres que siempre mintieran o que mintieran todo el tiempo a su conveniencia, nadie podría sacar ventaja alguna de mentir. De modo que la mentira se autodestruye como principio universal.
Así, los principios que son auténticamente morales, según Kant, son aquellos que resisten la prueba de la universalizabilidad. Aquellos que pueden ser aceptados o adoptados universalmente por todos los seres sin caer en la irracionalidad.
Este es el fundamento de una de las formulaciones generales que Kant ofreció del imperativo categórico como el fundamento de la moral, la llamada formulación de la ley universal:
"Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu actuación se convierta en una ley universal".
Imagen de: http://lsbit.wordpress.com/2008/12/01/imperativo-categorico-categorical-imperative/ |
3. ¿Cómo se puede saber si una máxima elegida por mí puede convertirse en una ley universal?
Esta cuestión es crucial para poder ver la relación entre la anterior formulación del imperativo categórico (la formulación de la ley universal) con el resto de las formulaciones. ¿Cómo puede alcanzar la universalidad una máxima que rige mi acción. Para que mi máxima sea acorde con el imperativo categórico tiene poder ser aceptable para todo ser racional. Pero, ¿cómo me puedo asegurar de esto? ¿Hago una encuesta entre todos los seres racionales para ver si aceptaría mi máxima de, por ejemplo, cumplir las promesas? No, eso sería imposible. La única salida que ve Kant a la cuestión es contar con una capacidad común y específica de todos los seres humanos: su racionalidad. Sólo serán aceptables aquellas máximas que no se muestren como claramente irracionales, según el test de la universalizabilidad anteriormente descrito. En la moral, nos vemos gobernados por el mismo principio de racionalidad que en las matemáticas. Cualquier persona, de cualquier cultura y procedencia, tiene la capacidad racional de aprender que 2+2=4. Lo mismo ocurre con la moral.
El conjunto de todos los seres racionales forma el llamado "reino de los fines", donde solo podría legislar un ser de la misma naturaleza: un ser racional. Esta misma naturaleza racional, hace que todos los seres racionales estén dotados de una dignidad por la que no pueden ser tratados nunca como medio para los fines de otro (es decir, quien así los tratase --incumpliendo una promesa, matando al prójimo-- cometería una irracionalidad y perdería su propia dignidad como ser racional y miembro de dicho reino). De ahí las otras dos formulaciones.
Fómula del fin en sí mismo.
"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio."
Fórmula de la autonomía.
"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de fines".
Hala, ánimo y a pensar en Kant.
domingo, 24 de abril de 2011
Consumo responsable, trabajo justo (II)
[¿Vienes de la entrada anterior? Visítala antes.]
Una vez que has investigado sobre las condiciones de trabajo en los países donde se fabrican la mayoría de los productos que compramos a las empresas multinacionales, cabe hacerse la pregunta: ¿qué se podría hacer para mejorar la vida y la situación de las personas afectadas por esas duras condiciones?
Una respuesta que se ha dado a esta pregunta es la toma de conciencia de que las condiciones de trabajo de esos países productores están vinculadas a la ignorancia o a la despreocupación de las personas de los países consumidores. Comprar y tener siempre lo último que ha salido al mercado (lo último en consola de juegos, ordenador, teléfono, zapatillas, vestidos, etc.), tirar o mandar al fondo del armario lo anticuado porque se ha pasado de moda: este tipo de actitud despreocupada encaja perfectamente en el tipo de consumidor que dichas empresas consideran ideal en su lógica de aumentar siempre los beneficios (dando vía libre, por ejemplo, a la obsolescencia programada). [Ver este interesante documental sobre este tema: Comprar, tirar, comprar].
Imagen de: http://hastalosmegapixeles.files.wordpress.com/2011/01/obsolescencia.jpg?w=420&h=235 |
Por tanto, la conducta de los consumidores influye a la hora de plantear las estrategias para vender cualquier producto (ese es el sentido de la publicidad y de los estudios de mercado que hacen algunas empresas). Así, una de las posibles soluciones que diversas asociaciones de ciudadanos han aportado ha sido la de influir en los consumidores para que se hagan responsables de lo que consumen, de lo que realmente necesitan, y conscientes de la vinculación entre sus hábitos de consumo y las situaciones de esclavitud (o cercanas a la esclavitud) de las personas que elaboran sus productos de consumo.
Uno de los movimientos en este sentido que más se ha desarrollado ha sido el llamado comercio justo.
Imagen de: http://www.culturanatura.com/ |
Investiga en los siguientes enlaces qué es el comercio justo y qué problemas puede generar a su vez.
Qué es el CJ: - http://es.wikipedia.org/wiki/Comercio_justo
Problemas del CJ: - http://www.ecologiablog.com/post/5312/conoce-usted-a-las-grandes-multinacionales-que-estan-detras-de-algunas-marcas-organicas-o-de-comercio-justo
ACTIVIDAD:
Elabora un informe con todo lo que has investigado en este tema y prepara una exposición sobre el consumo responsable.
Seguramente, lo auténticamente justo no es que todo el peso de la responsabilidad caiga sobre los consumidores, más o menos concienciados, sino que lo deseable sería que los gobiernos de todos los países implicados (productores y consumidores) y los organismos internacionales hicieran leyes que impidieran el abuso y la explotación laboral en aras del beneficio económico a toda costa. La razón de por qué no las hacen tiene que ver con la fuerte influencia en los centros de poder del neoliberalismo y la creencia en un desarrollo sin límites de la economía en el que la intervención de las leyes y de los Estados solo es vista como un estorbo. Leyes y Estado solo son necesarios allí donde la desigualdad y la miseria se ha hecho tan insoportables que los trabajadores prefieren volverse en contra del sistema que los mantiene esclavos, allí donde es necesario mantenerlos a raya imponiendo una dictadura, o permitiendo por decreto la legalidad de la bajada de los salarios y la disminución de los derechos del trabajo. Como escribe Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina:
"El sistema ha multiplicado el hambre y el miedo; la riqueza continuó concentrándose y la pobreza difundiéndose. Así lo reconocen los documentos de los organismos internacionales especializados, cuyo aséptico lenguaje llama `países en vías de desarrollo' a nuestras oprimidas comarcas y denomina `redistribución regresiva del ingreso' al empobrecimiento implacable de la clase trabajadora. [...] El engranaje internacional ha continuado funcionando: los países al servicio de las mercancías, los hombres al servicio de las cosas".
jueves, 21 de abril de 2011
Consumo responsable, trabajo justo (I)
No es fácil reconocer que las desigualdades económicas, sociales y políticas entre las diferentes partes del mundo, por mucha distancia que haya entre ellas, se encuentran vinculadas por muchos aspectos. Para empezar, la globalización de los mercados hace que las llamadas empresas multinacionales realicen su actividad en países diferentes, según convenga a su objetivo primario de maximizar a toda costa los beneficios: producir allí donde los costes (sobre todo, el salario de sus trabajadores) son más baratos para vender el producto allí donde paguen un precio mayor. Este interés por el máximo beneficio ha llevado a las grandes empresas a producir lo que venden en países donde las condiciones de trabajo se acercan mucho o son idénticas a la esclavitud. Las empresas aprovechan la ausencia de legislación laboral o la corrupción de los gobiernos del país para eludir la responsabilidad de producir sus productos en unas condiciones mínimas que permita a sus trabajadores llevar una vida digna o de ser respetuosos con el medio ambiente. En el siguiente enlace puedes leer varios ejemplos de esta realidad: explotación laboral en China.
Sin embargo, el tema de la explotación laboral tiene un aspecto más que es complementario al anterior: el consumo responsable. Hemos dicho que las multinacionales elaboran sus productos en unos países y los venden en otros. La venta de sus productos suele realizarse en países desarrollados, donde pueden alcanzar precios mucho mayores a los de su coste. En este aspecto, entonces, los compradores tienen algo que decir. Si las empresas se dieran cuenta de que a los consumidores les interesa no solo comprar cosas a buen precio sino también comprar cosas producidas de una manera justa y no contaminante (por ejemplo), quizás se plantearían cambiar la manera de perseguir su objetivo del máximo beneficio. Si las empresas no notan que a sus clientes no les molesta comprar productos elaborados por personas en condiciones de esclavitud, no parece que les vaya a importar gran cosa mantener dichas condiciones tal y como están. Así que, como puedes ver, las condiciones de trabajo de esos países se encuentran relacionadas de algún modo con nuestros hábitos de consumo, con aquello que los consumidores de los países desarrollados están dispuestos a permitir a la hora de hacer sus compras. Como ves, las empresas que se benefician de esa manera encuentran muy favorable y lucrativo que los ciudadanos de los países desarrollados, de los países donde esperan vender sus productos, no se hagan excesivas preguntas acerca de dónde vienen y cómo han sido fabricados los objetos de sus compras.
Ahora te proponemos una actividad curiosa.
1) Ve a tu armario ropero y busca en las etiquetas de tu ropa el país donde está hecha cada prenda.
2) Anota qué países se repiten más en las etiquetas.
3) Busca en Internet información acerca de las condiciones laborales en las fábricas de dichos países.
Puedes utilizar los siguientes enlaces para empezar:
Campaña ropa limpia.
Multinacionales.
Continúa leyendo en la siguiente entrada: Consumo responsable, trabajo justo (II).
Sin embargo, el tema de la explotación laboral tiene un aspecto más que es complementario al anterior: el consumo responsable. Hemos dicho que las multinacionales elaboran sus productos en unos países y los venden en otros. La venta de sus productos suele realizarse en países desarrollados, donde pueden alcanzar precios mucho mayores a los de su coste. En este aspecto, entonces, los compradores tienen algo que decir. Si las empresas se dieran cuenta de que a los consumidores les interesa no solo comprar cosas a buen precio sino también comprar cosas producidas de una manera justa y no contaminante (por ejemplo), quizás se plantearían cambiar la manera de perseguir su objetivo del máximo beneficio. Si las empresas no notan que a sus clientes no les molesta comprar productos elaborados por personas en condiciones de esclavitud, no parece que les vaya a importar gran cosa mantener dichas condiciones tal y como están. Así que, como puedes ver, las condiciones de trabajo de esos países se encuentran relacionadas de algún modo con nuestros hábitos de consumo, con aquello que los consumidores de los países desarrollados están dispuestos a permitir a la hora de hacer sus compras. Como ves, las empresas que se benefician de esa manera encuentran muy favorable y lucrativo que los ciudadanos de los países desarrollados, de los países donde esperan vender sus productos, no se hagan excesivas preguntas acerca de dónde vienen y cómo han sido fabricados los objetos de sus compras.
Ahora te proponemos una actividad curiosa.
1) Ve a tu armario ropero y busca en las etiquetas de tu ropa el país donde está hecha cada prenda.
2) Anota qué países se repiten más en las etiquetas.
3) Busca en Internet información acerca de las condiciones laborales en las fábricas de dichos países.
Puedes utilizar los siguientes enlaces para empezar:
Campaña ropa limpia.
Multinacionales.
Continúa leyendo en la siguiente entrada: Consumo responsable, trabajo justo (II).
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