Pulsando sobre la imagen hay un enlace a un mapa conceptual para el tema 1 de Educación para la Ciudadanía. Intenta seguir las relaciones entre conceptos a la vez que vas leyendo en el libro de texto. Ten en cuenta que los conceptos en negrita son los más importantes y que los que tienen un tamaño de letra más pequeño aparecen como ejemplos que ilustran los conceptos. Hay un par de enlaces en el mapa para ampliar información.
Puede consultar cualquier duda o aclarar cualquier contenido del blog a través de los comentarios (están moderados, de manera que tardan un tiempo en publicarse).
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miércoles, 30 de septiembre de 2015
martes, 21 de febrero de 2012
El ciudadano como "enemigo"
Van cinco días de protestas estudiantiles contra los recortes en educación que se iniciaron en el IES Lluis Vives, de Valencia, y un balance de 43 personas detenidas por la policía (entre estudiantes, profesores y padres) junto con una desproporcionada y una violenta reacción policial ante el ejercicio de dicha protesta ciudadana contra el deterioro de la educación pública. En el día de hoy, la desproporción de la carga policial ha motivado la indignación de miles de personas en todo el país y la convocatoria de protestas en muchas ciudades siguiendo el hilo de la red social Twitter #PrimaveraValenciana.
Podemos hacernos una idea de la importancia democrática de la protesta por la reacción que tuvo el jefe de la policía al justificar la desmesura policial con la funesta referencia a los manifestantes como "el enemigo". En este enlace tenéis algunos vídeos más sobre los sucesos de estos días.
Está claro que las autoridades consideran como "ciudadano amigo" o "español de bien" (famosa expresión del gobierno del PP hace tres legislaturas) al ciudadano que no cuestiona, que es dócil y que "traga" cualquier recorte en sus derechos sin rechistar. El ciudadano "amigo", o "de bien", es aquel que no se preocupa más que de qué equipo ganará la liga y poco más. Parece que la política de recortes del estado de bienestar no se puede llevar a cabo tan fácilmente con "ciudadanos socráticos", ciudadanos que piensen y que estén dispuestos a luchar por que sus derechos no se vean pisoteados por las exigencias del mercado financiero.
Lo que pasa en Grecia es otro ejemplo de esta política contra la ciudadanía. No es extraño, pues, que una materia como Educación para la Ciudadanía sea tan objetable y tan detestada por aquellas personas que consideran a los ciudadanos como "enemigos". Seguro que se alegrarán cuando desaparezca del currículo. El sistema educativo será entonces un sistema de "Educación para la Economía (financiera y neoliberal, claro)" y formará sus ciudadanos en los valores de la competitividad, el consumo inconsciente y el individualismo despreocupado de lo social, de lo público y del deterioro de la naturaleza. Quizás ahora sea más necesaria que nunca una materia como Educación para la Ciudadanía.
Podemos hacernos una idea de la importancia democrática de la protesta por la reacción que tuvo el jefe de la policía al justificar la desmesura policial con la funesta referencia a los manifestantes como "el enemigo". En este enlace tenéis algunos vídeos más sobre los sucesos de estos días.
Está claro que las autoridades consideran como "ciudadano amigo" o "español de bien" (famosa expresión del gobierno del PP hace tres legislaturas) al ciudadano que no cuestiona, que es dócil y que "traga" cualquier recorte en sus derechos sin rechistar. El ciudadano "amigo", o "de bien", es aquel que no se preocupa más que de qué equipo ganará la liga y poco más. Parece que la política de recortes del estado de bienestar no se puede llevar a cabo tan fácilmente con "ciudadanos socráticos", ciudadanos que piensen y que estén dispuestos a luchar por que sus derechos no se vean pisoteados por las exigencias del mercado financiero.
Lo que pasa en Grecia es otro ejemplo de esta política contra la ciudadanía. No es extraño, pues, que una materia como Educación para la Ciudadanía sea tan objetable y tan detestada por aquellas personas que consideran a los ciudadanos como "enemigos". Seguro que se alegrarán cuando desaparezca del currículo. El sistema educativo será entonces un sistema de "Educación para la Economía (financiera y neoliberal, claro)" y formará sus ciudadanos en los valores de la competitividad, el consumo inconsciente y el individualismo despreocupado de lo social, de lo público y del deterioro de la naturaleza. Quizás ahora sea más necesaria que nunca una materia como Educación para la Ciudadanía.
martes, 1 de noviembre de 2011
La justicia en el alma y en el Estado
En una entrada anterior, vimos cómo Platón establecía mediante un argumento la división del alma en tres partes: racional, irascible y concupiscible. La relación adecuada entre cada una de estas partes es lo que Platón usará para definir la justicia como una virtud del alma individual. El individuo será justo cuando las tres partes del alma ejerzan la función que les corresponde por naturaleza. Por naturaleza, al alma racional le corresponde el conociemiento auténtico y el control de los impulsos, el gobierno del alma en su totalidad. Al alma irascible le corresponde estar al servicio de la razón, ser gobernada. Mientras que al alma concupiscible le corresponde no sublevarse y someterse a los dictados de la razón. El correcto funcionamiento de cada parte del alma se identifica con tres tipos de virtud. El alma racional se corresponde con la sabiduría y la prudencia. El alma irascible que decide los conflictos a favor de la razón tiene la virtud de la fortaleza o valentía. Por último, el alma apetitiva, cuando se encuentra bajo el dominio de la razón, posse la virtud de la templanza o moderación. La coincidencia de esas tres virtudes en el alma individual produce la virtud de la justicia. La injusticia se produce, por tanto, cuando la parte apetitiva intenta o consigue usurpar el gobierno del alma.
En su filosofía política, objetivo último de toda la filosofía platónica, el ateniense establece una correlación estructural entre el alma individual y el Estado. El Estado está compuesto de individuos. Las características fundamentales del Estado y su forma de gobierno serán las características que predominen entre sus individuos. El individuo se encuentra integrado en la polis como algo propio a su naturaleza. Así, ni el individuo es algo externo al Estado, ni el Estado es algo externo al individuo. El carácter y la naturaleza de los individuos determinará las características del Estado (si es violento, parcífico, amante del conocimiento, etc). En los libros VIII y IX, Platón estudia la correlación entre los caractéres predominantes en la polis y los distintos regímenes políticos (timocracia, oligarquía, democracia, tiranía) que representan, por grados, un alejamiento cada vez mayor de la politeia ideal.
¿En qué consiste esta ciudad/constitución ideal? Platón considera que se trata de una polis en la que reina la justicia. La justicia en el Estado, como en el alma, se dará cuando las diferentes partes del Estado realicen de manera adecuada la función que le es propia por naturaleza. Así, es necesario establecer cuáles son las distintas partes del Estado y cuál es la función propia de cada una de ellas.
Platón propone que los individuos de la sociedad pueden ser clasificados de acuerdo a su naturaleza, que es inmutable y congénita (Libro III, 425a-c). Esta clasificación se corresponde con la parte del alma que domina en el individuo. Cada individuo posee las tres partes del alma pero en cada uno predomina una u otra, definiendo así su naturaleza, su carácter y la posición social que debería corresponderle en el Estado ideal. (La educación de los individuos en el Estado ideal, desde el planteamiento elitista platónico, no tendrá por objetivo la igualdad sino el desarrollo máximo de sus capacidades naturales). Así, Platón propone tres clases sociales:
La justicia se dará, pues, cuando cada clase social cumpla su función propia de manera exclusiva, cuando los productores y los guardianes se mantengan en su función y no intenten usurpar el gobierno del Estado, y cuando los que gobiernan sean aquellos individuos que por naturaleza han alcanzado la sabiduría después de un proceso educativo que ha ayudado a desarrollar dicha naturaleza. La justicia es, pues, que cada cual haga lo suyo.
Lejos de lo que afirmaban los sofistas (la justicia es sólo una palabra convencional que designa lo que le conviene a cada uno según sea su naturaleza fuerte o débil), lejos de concebir la naturaleza humana como pura irracionalidad, ansia de poder y de dominio por parte del fuerte (y de protección por parte del débil), Platón defiende que la racionalidad está instalada en la propia naturaleza del ser humano y de la sociedad y que, por tanto, la justicia, la racionalidad y el conocimiento son alcanzables si permitimos que nuestra naturaleza racional gobierne tanto el alma como la sociedad.
(En las dos últimas entradas sobre la antropología y la política en Platón me he basado en mis notas sobre la excelente obra del profesor Tomás Calvo Martínez, De los sofistas a Platón: política y pensamiento, uno de los mayores especialistas, contemporáneo, en filosofía antigua. Esta obra, desgraciadamente, ya no se edita, pero aún puede encontrarse en algunas bibliotecas, como en la de nuestro centro. Aprovechadla.)
Imagen de: http://filosofiapauflorida.blogspot.com/2009/11/el-tema-de-la-justicia-ha-sido-muy.html |
En su filosofía política, objetivo último de toda la filosofía platónica, el ateniense establece una correlación estructural entre el alma individual y el Estado. El Estado está compuesto de individuos. Las características fundamentales del Estado y su forma de gobierno serán las características que predominen entre sus individuos. El individuo se encuentra integrado en la polis como algo propio a su naturaleza. Así, ni el individuo es algo externo al Estado, ni el Estado es algo externo al individuo. El carácter y la naturaleza de los individuos determinará las características del Estado (si es violento, parcífico, amante del conocimiento, etc). En los libros VIII y IX, Platón estudia la correlación entre los caractéres predominantes en la polis y los distintos regímenes políticos (timocracia, oligarquía, democracia, tiranía) que representan, por grados, un alejamiento cada vez mayor de la politeia ideal.
¿En qué consiste esta ciudad/constitución ideal? Platón considera que se trata de una polis en la que reina la justicia. La justicia en el Estado, como en el alma, se dará cuando las diferentes partes del Estado realicen de manera adecuada la función que le es propia por naturaleza. Así, es necesario establecer cuáles son las distintas partes del Estado y cuál es la función propia de cada una de ellas.
Platón propone que los individuos de la sociedad pueden ser clasificados de acuerdo a su naturaleza, que es inmutable y congénita (Libro III, 425a-c). Esta clasificación se corresponde con la parte del alma que domina en el individuo. Cada individuo posee las tres partes del alma pero en cada uno predomina una u otra, definiendo así su naturaleza, su carácter y la posición social que debería corresponderle en el Estado ideal. (La educación de los individuos en el Estado ideal, desde el planteamiento elitista platónico, no tendrá por objetivo la igualdad sino el desarrollo máximo de sus capacidades naturales). Así, Platón propone tres clases sociales:
- los productores, proclives a dejarse dominar por los instintos, por naturaleza (predomina en ellos la parte apetitiva del alma) y cuya función propia en el Estado es la de cubrir las necesidades primarias de toda la sociedad (la actividad económica);
- los guardianes, en cuya alma predomina la parte irascible y cuya función propia es la defensa del Estado y el mantenimiento del orden en él;
- los gobernantes, en cuya alma predomina la parte racional y cuya función es el gobierno y el establecimiento de la justicia en el Estado.
Imagen de: pinchar en la imagen para original |
La justicia se dará, pues, cuando cada clase social cumpla su función propia de manera exclusiva, cuando los productores y los guardianes se mantengan en su función y no intenten usurpar el gobierno del Estado, y cuando los que gobiernan sean aquellos individuos que por naturaleza han alcanzado la sabiduría después de un proceso educativo que ha ayudado a desarrollar dicha naturaleza. La justicia es, pues, que cada cual haga lo suyo.
Lejos de lo que afirmaban los sofistas (la justicia es sólo una palabra convencional que designa lo que le conviene a cada uno según sea su naturaleza fuerte o débil), lejos de concebir la naturaleza humana como pura irracionalidad, ansia de poder y de dominio por parte del fuerte (y de protección por parte del débil), Platón defiende que la racionalidad está instalada en la propia naturaleza del ser humano y de la sociedad y que, por tanto, la justicia, la racionalidad y el conocimiento son alcanzables si permitimos que nuestra naturaleza racional gobierne tanto el alma como la sociedad.
(En las dos últimas entradas sobre la antropología y la política en Platón me he basado en mis notas sobre la excelente obra del profesor Tomás Calvo Martínez, De los sofistas a Platón: política y pensamiento, uno de los mayores especialistas, contemporáneo, en filosofía antigua. Esta obra, desgraciadamente, ya no se edita, pero aún puede encontrarse en algunas bibliotecas, como en la de nuestro centro. Aprovechadla.)
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